A TRAVÉS DE LA VENTANA, 8. Existen desde mucho antes de que un partido político pervirtiera su nombre, y seguirá siendo concepto central en política. Son ciudadanos también quienes «pelan» la piruleta a su hijo y con total naturalidad dejan caer el plástico al suelo, e igualmente ciudadano soy yo, que lo veo y no digo nada porque me causa rubor el sólo hecho de tener que amonestar a alguien por algo evidente. Pienso que la mujer es extranjera y que en su país seguramente tiran las cosas al suelo, y pienso que habría que decirle que aquí no, que aquí la mayoría de gente usa las papeleras. También me incomoda reñirle delante de su hija. Soy muy ciudadano caminado de noche y capando el cigarro que me acabo de fumar para, acto seguido, tirar la colilla a una papelera, pero también lo soy cuando tiro la colilla al suelo, aunque ya me afearon una vez esa conducta. Y el chico que está con sus perros sentado en un banco y arroja al suelo la lata que se acaba de beber es tan ciudadano como yo mismo cuando una vez más opto por no decir nada. De nuevo a un chico extranjero, probablemente del mismo país que la mujer de por la mañana. Habría que enseñarles, me digo, convendría corregirles y algo dentro de mí me impulsa a la necesidad de llamarles cerdos, pero creo que eso complicaría las cosas. Hoy por la tarde me veo un documental sobre Jane Jacobs, la gran visionaria, la urbanista, la política que entendía las ciudades creadas por los propios ciudadanos desde los espacios públicos los que con su uso dan vida. No paraba de pensar mientras lo veía en los columpios del paseo de La Soterraña de Olmedo y tampoco en la carretera de Medina que los amenaza, que destroza cualquier posibilidad de desarrollo social de esa parte del pueblo. Aceptaba, me ilusionaba la idea de que las ciudades más vivas sean las más variadas, con ciudadanos procedentes de culturas diferentes, capaces de aportar miradas, oficios y usos de la ciudad variopintos. Y, bueno, también se me ha ocurrido con tanta epifanía suelta y deshilachada que podía incluir en nuestro catálogo de la web un libro que nos acompaña desde hace ya varios años y que no tiene que ver nada con lo que vengo diciendo pero que, según se mire, podría tener que verlo todo:

Carlos Romero Rey, 2021. Caniche editorial. 144 páginas. Pvp: 18 €

